Mediante la aplicación de medidas de flexibilidad interna y externa, que conllevó el despido colectivo de un 20% de la plantilla, y adopción de medidas de modificación colectiva de las condiciones de trabajo, implantando las mejores prácticas en procesos productivos del sector, se consiguió revertir la pérdida de clientes – grandes fabricantes de la industria pesada de automoción – que habían dirigido su demanda a países destino de deslocalizaciones industriales.
Tras los procesos llevados a cabo, se pudieron reducir los precios de venta, de manera que se recuperaron clientes y empleo.